viernes, 28 de marzo de 2014

Ella...

Fotografía : Alva Bernardine
«He de reconocer que hubo un período de mi vida en que mi única obsesión era ganarme los favores de las mujeres. Sin embargo, algunas de las cosas más interesantes y probablemente la mayoría de las cosas que he aprendido de mí mismo y de otras personas ha sido fruto de aquel período obsesivo». 

Leonard Cohen

Menos tu vientre

Menos tu vientre, 
todo es confuso. 
Menos tu vientre, 
todo es futuro 
fugaz, pasado 
baldío, turbio. 
Menos tu vientre, 
todo es oculto. 
Menos tu vientre, 
todo inseguro, 
todo postrero, 
polvo sin mundo. 
Menos tu vientre, 
todo es oscuro. 
Menos tu vientre 
claro y profundo.

Miguel Hernández

viernes, 21 de marzo de 2014

Jazz I

Autor : Bob Willoughby

Cuántas noches aquí se hizo la noche 
un remanso de vasos y de música. 

Cuántas noches aquí la melodía 
jocunda de las voces
brotando como un magma incandescente 
entre ritmos antiguos y esa forma
que tiene siempre el jazz 
de abrirnos las esporas de la piel
a la secreta luz de las ciudades

Carlos Aganzo

viernes, 14 de marzo de 2014

¿Matrimonio?






La casada infiel


Y que yo me la llevé al río 
creyendo que era mozuela, 
pero tenía marido. 

Fue la noche de Santiago 
y casi por compromiso. 
Se apagaron los faroles 
y se encendieron los grillos.

En las últimas esquinas 
toqué sus pechos dormidos, 
y se me abrieron de pronto
como ramos de jacintos. 

El almidón de su enagua 
me sonaba en el oído, 
como una pieza de seda 
rasgada por diez cuchillos. 

Sin luz de plata en sus copas 
los árboles han crecido, 
y un horizonte de perros 
ladra muy lejos del río. 

Pasadas las zarzamoras, 
los juncos y los espinos, 
bajo su mata de pelo 
hice un hoyo sobre el limo. 

Yo me quité la corbata. 
Ella se quitó el vestido. 
Yo el cinturón con revólver. 
Ella sus cuatro corpiños. 

Ni nardos ni caracolas 
tienen el cutis tan fino, 
ni los cristales con luna 
relumbran con ese brillo. 

Sus muslos se me escapaban 
como peces sorprendidos, 
la mitad llenos de lumbre, 
la mitad llenos de frío. 

Aquella noche corrí 
el mejor de los caminos, 
montado en potra de nácar 
sin bridas y sin estribos. 

No quiero decir, por hombre, 
las cosas que ella me dijo. 
La luz del entendimiento 
me hace ser muy comedido. 

Sucia de besos y arena 
yo me la llevé del río. 
Con el aire se batían 
las espadas de los lirios. 

Me porté como quien soy. 
Como un gitano legítimo. 

Le regalé un costurero 
grande de raso pajizo, 
y no quise enamorarme 
porque teniendo marido 
me dijo que era mozuela 
cuando la llevaba al río. 

Federico García Lorca

martes, 11 de marzo de 2014

Kerouac




Poema 

El jazz se suicidó 

Pero no dejó suicidarse a la poesía 

No temas 
al frío aire nocturno 

No escuches a las instituciones 
cuando devuelvas manuscritos 
a la arenisca 
no saludes & no pelees 
por los pioneros de Edith Wharton 
o la prosa de nebraska de ursula major 
cuelga simplemente en tu patio 
y ríete jugando amablemente 
pastel trombón 
& si alguien te da perlas 
juju, judío, o cualquier otro, 
duerme con ellas alrededor del cuello 

Tus sueños serán mejores 

No hay lluvia 
no hay yo, 

Te lo digo, tío 

Seguro como la mierda.

Jack Kerouac



jueves, 6 de marzo de 2014

Insensatez (Leopoldo María Panero in memoriam)



Robert & Shana Parkeharrison


EL LOCO

He vivido entre los arrabales, pareciendo
un mono, he vivido en la alcantarilla
transportando las heces,
he vivido dos años en el Pueblo de las Moscas
y aprendido a nutrirme de lo que suelto.

Fui una culebra deslizándose
por la ruina del hombre, gritando
aforismos en pie sobre los muertos,
atravesando mares de carne desconocida
con mis logaritmos.

Y sólo pude pensar que de niño me secuestraron para una alucinante batalla
y que mis padres me sedujeron para
ejecutar el sacrilegio, entre ancianos y muertos.

He enseñado a moverse a las larvas
sobre los cuerpos, y a las mujeres a oír
cómo cantan los árboles al crepúsculo, y lloran.

Y los hombres manchaban mi cara con cieno, al hablar,
y decían con los ojos «fuera de la vida», o bien «no hay nada que pueda
ser menos todavía que tu alma», o bien «cómo te llamas»
y «qué oscuro es tu nombre».

He vivido los blancos de la vida,
sus equivocaciones, sus olvidos, su
torpeza incesante y recuerdo su
misterio brutal, y el tentáculo
suyo acariciarme el vientre y las nalgas y los pies
frenéticos de huida.

He vivido su tentación, y he vivido el pecado
del que nadie cabe nunca nos absuelva.

Leopoldo María Panero