viernes, 31 de octubre de 2014

Muñecas

Autor : Desconocido

La música

Los trinos de ese mirlo
se derraman
sobre el fiambre más reciente
de la ciudad. 
Dicen que encontraron la jeringa 
colgándole del brazo todavía. 
No lo sé. 
Y no me importa 
demasiado. 
Escucho al mirlo. 
Su música 
en medio del infierno. 

Roger Wolfe


viernes, 24 de octubre de 2014

Hogar, dulce hogar


Autor Desconocido


«Fifteen men on the Dead Man's Chest.
Yahoo! And a bottle of rum!»

Canción pirata

Fumo mucho. Demasiado.
Fumo para frotar el tiempo y a veces oigo la radio,
y oigo pasar la vida como quien pone la radio.

Fumo mucho. En el cenicero hay
ideas y poemas y voces
de amigos que no tengo. Y tengo
la boca llena de sangre,
y sangre que sale de las grietas de mi cráneo 
y toda mi alma sabe a sangre, 
sangre fresca no sé si de cerdo o de hombre que soy, 
en toda mi alma acuchillada por mujeres y niños 
que se mueven ingenuos, torpes, en 
esta vida que ya sé. 

Me palpo el pecho de pronto, nervioso, 
y no siento un corazón. No hay, 
no existe en nadie esa cosa que llaman corazón 
sino quizá en el alcohol, en esa 
sangre que yo bebo y que es la sangre de Cristo, 
la única sangre en este mundo que no existe 
que es como el mal programado, o 
como fábrica de vida o un sastre 
que ha olvidado quién es y sigue viviendo, o 
quizá el reloj y las horas pasan. 

Me palpo, nervioso, los ojos y los pies y el dedo gordo 
de la mano lo meto en el ojo, y estoy sucio 
y mi vida oliendo. 

Y sueño que he vivido y que me llamo de algún modo 
y que este cuento es cierto, este 
absurdo que delatan mis ojos, 
este delirio en Veracruz, y que este 
país es cierto este lugar parecido al Infierno, 
que llaman España, he oído 
a los muertos que el Infierno 
es mejor que esto y se parece más. 

Me digo que soy Pessoa, como Pessoa era Álvaro de Campos, 
me digo que estar borracho es no estarlo 
toda la vida, es 
estar borracho de vida y no de muerte, 
es una sangre distinta de esa otra 
espesa que se cuela por los tejados y por las paredes 
y los agujeros de la vida. 

Y es que no hay otra comunión 
ni otro espasmo que este del vino 
y ningún otro sexo ni mujer 
que el vaso de alcohol besándome los labios 
que este vaso de alcohol que llevo en el 
cerebro, en los pies, en la sangre. 

Que este vaso de vino oscuro o blanco, 
de ginebra o de ron o lo que sea 
—ginebra y cerveza, por ejemplo— 
que es como la infancia, y no es 
huida, ni evasión, ni sueño 
sino la única vida real y todo lo posible 
y agarro de nuevo la copa como el cuello de la vida y cuento 
a algún ser que es probable que esté 
ahí la vida de los dioses 
y unos días soy Caín, y otros 
un jugador de poker que bebe whisky perfectamente y otros 
un cazador de dotes que por otra parte he sido 
pero lo mío es como en «Dulce pájaro de juventud» 
un cazador de dotes hermoso y alcohólico, y otros días, 
un asesino tímido y psicótico, y otros 
alguien que ha muerto quién sabe hace cuánto, 
en qué ciudad, entre marineros ebrios. 

Algunos me recuerdan, dicen 
con la copa en la mano, hablando mucho, 
hablando para poder existir de que 
no hay nada mejor que decirse 
a sí mismo una proposición de Wittgenstein mientras sube 
la marea del vino en la sangre y el alma. 

O bien alguien perdido en las galerías del espejo 
buscando a su Novia. Y otras veces
soy Abel que tiene un plan perfecto 
para rescatar la vida y restaurar a los hombres 
y también a veces lloro por no ser un esclavo 
negro en el sur, llorando 
entre las plantaciones! 

Es tan bella la ruina, tan profunda 
sé todos sus colores y es 
como una sinfonía la música del acabamiento, 
como música que tocan en el más allá, 
y ya no tengo sangre en las venas, sino alcohol, 
tengo sangre en los ojos de borracho 
y el alma invadida de sangre como de una vomitona, 
y vomito el alma por las mañanas, 
después de pasar toda la noche jurando 
frente a una muñeca de goma que existe Dios. 

Escribir en España no es llorar, es beber, 
es beber la rabia del que no se resigna 
a morir en las esquinas, es beber y mal 
decir, blasfemar contra España 
contra este país sin dioses pero con 
estatuas de dioses, es 
beber en la iglesia con música de órgano 
es caerse borracho en los recitales y manchas de vino 
tinto y sangre «Le livre des masques» de Rémy de Gourmont 
caerse húmedo babeante y tonto y 
derrumbarse como un árbol ante los farolillos 
de esta verbena cultural. Escribir en España es tener 
hasta el borde en la sangre este alcohol de locura que ya 
no justifica nada ni nadie, ninguna sombra 
de las que allí había al principio. 

Y decir al morir, cuando tenga 
ya en la boca y cabeza la baba del suicidio 
gritarle a las sombras, a las tantas que hay y fantasmas 
en este paraíso para espectros 
y también a los ciervos que he visto en el bosque, 
y a los pájaros y a los lobos en la calle y 
acechando en las esquinas 

«Fifteen men on the Dead Man's Chest 
Fifteen men on the Dead Man's Chest 
Yahoo! And a bottle of rum!» 

Leopoldo María Panero


viernes, 17 de octubre de 2014

Sirenas

Sirenas - René Maltête


Ofelia

I
En las aguas profundas que acunan las estrellas, 
blanca y cándida, Ofelia flota como un gran lirio, 
flota tan lentamente, recostada en sus velos... 
cuando tocan a muerte en el bosque lejano.

Hace ya miles de años que la pálida Ofelia 
pasa, fantasma blanco por el gran río negro; 
más de mil años ya que su suave locura 
murmura su tonada en el aire nocturno.

El viento, cual corola, sus senos acaricia
y despliega, acunado, su velamen azul;
los sauces temblorosos lloran contra sus hombros 
y por su frente en sueños, la espadaña se pliega.

Los rizados nenúfares suspiran a su lado, 
mientras ella despierta, en el dormido aliso, 
un nido del que surge un mínimo temblor... 
y un canto, en oros, cae del cielo misterioso.

II
¡Oh tristísima Ofelia, bella como la nieve, 
muerta cuando eras niña, llevada por el río!
Y es que los fríos vientos que caen de Noruega 
te habían susurrado la adusta libertad.

Y es que un arcano soplo, al blandir tu melena, 
en tu mente traspuesta metió voces extrañas; 
y es que tu corazón escuchaba el lamento 
de la Naturaleza –son de árboles y noches.

Y es que la voz del mar, como inmenso jadeo 
rompió tu corazón manso y tierno de niña;
y es que un día de abril, un bello infante pálido, 
un loco miserioso, a tus pies se sentó.

Cielo, Amor, Libertad: ¡qué sueño, oh pobre Loca! .
Te fundías en él como nieve en el fuego; 
tus visiones, enormes, ahogaban tu palabra. 
–Y el terrible Infinito espantó tu ojo azul.

III
Y el poeta nos dice que en la noche estrellada 
vienes a recoger las flores que cortaste ,
y que ha visto en el agua, recostada en sus velos, 
a la cándida Ofelia flotar, como un gran lis.

Arthur Rimbaud


viernes, 10 de octubre de 2014

Música

Untitled Motion Study - Ralph Eugene Meatyard


El grillo

Música porque sí, música vana,
como la vana música del grillo,
mi corazón eglógico y sencillo
se ha despertado grillo esta mañana.

¿Es este cielo azul de porcelana?
¿Es una copa de oro el espinillo?
¿O es que en mi nueva condición de grillo
veo todo a lo grillo esta mañana?

¡Qué bien suena la flauta de la rana!
Pero no es son de flauta: es un platillo
de vibrante cristal que a dos desgrana

gotas de agua sonora. ¡Qué sencillo
es a quien tiene corazón de grillo
interpretar la vida esta mañana!

Conrado Nalé Roxlo


viernes, 3 de octubre de 2014

Besos

Autor: Isabel Muñoz

Un beso
que tuviera un blue. 
Es decir 
imitara feliz 
la delicadeza, la suya, 
así como un tropiezo 
que se sumerge sordamente 
en el reino expreso 
del placer
Espío sin un ay 
las evoluciones de tu confrontación 
a mi sombra 
desde la elección 
inclinada sobre el menú; 
un pescado a la parrilla 
un novio 
un agua 
sin gas 
de despegue: 
lector ensordecido 
tal vez extasiado 
"al éxito" 
diría mi censor 
"a la escucha" 
diría mi amor 
siempre en blue 
pero era un blue 
feliz 
indagando sólo 
"what's new" 
una cuestión 
matriz 
dibujada a tiza 
entre un beso 
y la renuncia intuida 
de otro beso.


Ana Cristina Cesar