El desnudo masculino (preferentemente juvenil) estuvo presente —con no excesivas variantes estilísticas— a lo largo de todo el mundo antiguo de tradición grecorromana. Estatuas y pinturas —aunque de éstas nos hayan llegado menos— estaban en casas, palestras, gimnasios, baños, edificios públicos, templos y, como recordé ya, múltiples objetos domésticos, más y menos lujosos. Recordemos, a mero título de aviso, que gymnós, en griego, significa desnudo. Por tanto, en el gimnasio —lugar destinado a los ejercicios que entrenan el cuerpo y en la Grecia clásica también lugar de enseñanza pública— se iba inicialmente desnudo. Y miremos las ánforas áticas de figuras rojas o negras, con escenas de simposio o actos eróticos entre hombres y efebos (la barba suele distinguir al mayor) con coitos interfemorales o la delicadeza de un copero en el banquete coronado y enteramente desnudo. (Por ejemplo en el stamnos ático de figuras rojas del Simposio del Louvre, de hacia 430 a. C.) Claro que, mucho después, ya en los inicios de la época imperial romana, podemos contemplar la llamada copa Warren (que el British Museum disimuló algún tiempo) con explícitos y muy elaborados coitos sodomíticos, entre un adulto y un joven. Lo que me interesa destacar ahí —tan de pasada— es que estamos ante objetos de uso particular y habitual, aunque la copa romana (en plata muy bien trabajada) parezca aludir a un entorno de alto poder adquisitivo. Desde luego, quedan relativamente fuera del enfoque — aunque no creo que pudiese desvanecerse por entero un cierto significado erótico de fondo— las imágenes itifálicas del dios Fascinus (tan habituales en Pompeya), símbolos de potencia y también de buena suerte que evita el mal de ojo. El bajorrelieve de un órgano masculino erecto, con la inscripción Hic habitat felicitas («Aquí mora la felicidad») no estaba en la entrada de un burdel, como algunos supusieron —aunque hubo muchos burdeles en Pompeya y Herculano— sino en el obrador de una panadería. De igual modo la muy bien conservada pintura mural, en la casa de los Vettii, donde Príapo muestra los muslos y se dispone a pesar él mismo su gigantesco pene, más que visible, obviamente no era (no podía ser) un mero reclamo de sexo o lascivia viriles, sino una imagen de la suerte y la abundancia que debían acompañar a moradores y visitantes de la rica casa.
Si lo dice Villena, que de eso "entiende", punto en boca.
Qué bueno es Dhafer Youssef.
Por cierto, felicidades a quienes estén enamorados (allá ellos y ellas), que no hagan demasiadas tonterías ni vayan poniéndolo todo perdido de babas. A quienes no, enhorabuena.
Pero mis fotógrafos preferidos siguen siendo el poético Robert Mapplethorpe y el genio cuya fotografía corona tu blog, autor de esa mano de Miles, Irving Penn.
13 comentarios:
Si lo dice Villena, que de eso "entiende", punto en boca.
Qué bueno es Dhafer Youssef.
Por cierto, felicidades a quienes estén enamorados (allá ellos y ellas), que no hagan demasiadas tonterías ni vayan poniéndolo todo perdido de babas.
A quienes no, enhorabuena.
Ah!, y al Corte Inglés.
Y no te olvides de las floristas...
Dhafer Youssef es un auténtico genio.
Un escultor griego reencarnado en fotógrafo gringo: Herb Ritts.
Aunque me gustan más sus retratos y aquella fotos de Cindy Crawford que me desvelaban.
Y a mí, nos ha jodido.
Pero mis fotógrafos preferidos siguen siendo el poético Robert Mapplethorpe y el genio cuya fotografía corona tu blog, autor de esa mano de Miles, Irving Penn.
Esos son dos auténticos monstruos. Quizás también Greg Gorman y Helmut Newton.
Seguro que sí.
Mucho "Sochi in memoriam", pero celebrando San Valentín.
Y el crepuscular hablando de esas tonterías..., no me lo puedo creer:)
A mí se me cae la baba con Dhafer Youssef.
Ya pensé que era con la foto. Uffff, menos mal....
No es mi tipo.
Ni el mío.
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