Se bebe el desayuno... Húmeda tierra
de cementerio huele a sangre amada.
Ciudad de invierno... La mordaz cruzada
de una carreta que arrastrar parece
una emoción de ayuno encadenada!
Se quisiera tocar todas las puertas,
y preguntar por no sé quién; y luego
ver a los pobres, y, llorando quedos,
dar pedacitos de pan fresco a todos.
Y saquear a los ricos sus viñedos
con las dos manos santas
que a un golpe de luz
volaron desclavadas de la Cruz!
Pestaña matinal, no os levantéis!
¡El pan nuestro de cada día dánoslo,
Señor...!
Todos mis huesos son ajenos;
yo tal vez los robé!
Yo vine a darme lo que acaso estuvo
asignado para otro;
y pienso que, si no hubiera nacido,
otro pobre tomara este café!
Yo soy un mal ladrón... A dónde iré!
Y en esta hora fría, en que la tierra
trasciende a polvo humano y es tan triste,
quisiera yo tocar todas las puertas,
y suplicar a no sé quién, perdón,
y hacerle pedacitos de pan fresco
aquí, en el horno de mi corazón...!
César Vallejo
5 comentarios:
Vallejo el solidario. Morrison es que es un sentimental.
Y el fotográfo... ¿qué ha intentado contar en esa foto? ¿Quizá el contraste con un "desayuno líquido"?
El horno del corazón es el mejor para cocinar a fuego lento.
¿Por qué no había visto yo este post?
Vallejo, ¡Qué poeta!
Dice Umbral:
"Lo que hay que querer en Vallejo y de Vallejo es lo desorientado que anduvo por el mundo, por el viejo mundo, haciendo una poesía genial, como un Lautreamont del bien, y tosiendo en las terrazas de Recoletos y bajo los puentes de París. En toda la poesía de Vallejo hay un niño que tiembla y un adulto que tose. Entre el balbuceo del niño y la tos del condenado está todo el milagro indeciso, irrepetible, impar, de un indio que amó a España, de un genio que se vestía de meteco para que le hicieran caso.
El secreto único y genial de sus poemas es que piden limosna."
Del Pitufo Gruñón no diremos nada.
Muy buena la fotografía: hay sillas, mesas, cosas..., no hay gente. Mejor así.
Misantropía pura...
Ya te digo...
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